Los vallisoletanos se meterán en play-off si ganan el sábado (20:30h) a Osasuna
El Real Valladolid vio truncada su racha positiva (3-2) y lo hizo en un encuentro en el que plantó cara a uno de los equipos más en forma de la competición y en el que el árbitro Arcediano Monescillo se erigió en el gran protagonista al señalar dos penaltis más que dudosos a favor de los locales. Ahora los de Sergio González dependen de sí mismos, aunque están obligados a ganar a Osasuna en la última jornada.
Los vallisoletanos salieron al partido conscientes de la importancia de sumar algún punto en La Romareda, contras veloces contrarrestaban el dominio local. Así, hasta que en el minuto quince un pase al hueco de Pombo era aprovechado por Borja Iglesias para anotar el primero de sus tres tantos. Con este resultado y la sensación de que los vallisoletanos podían rascar algún punto se llegó al descanso.
La segunda parte no pudo arrancar mejor para los intereses blanquivioletas, ya que a los siete minutos de la reanudación Toni Villa aprovechaba un centro de Borja Herrera para igualar el marcádor. Poco duró la alegría de los visitantes, y es que a partir de aquí el árbitro se convirtió en el gran protagonista del duelo. Primero señalando un penalti dudoso de Borja, que fue aprovechado por su tocayo para poner por delante a los maños, a continuación aplicando la llamada “compensación” ,expulsando por roja directa a Eguaras y señalando una nueva pena máxima a favor de los maños que servía a Borja Iglesias para anotar su hat trick.
A partir de aquí, los pucelanos lograron superar la actuación arbitral y centrarse en el partido, lo que se materializó en una ocasión de Ontiveros y un gol de Calero, aunque no hubo tiempo para más.
La derrota del Numancia y del Oviedo, unidos al empate del Cádiz hacen que los pucelanos dependan de ellos mismos, aunque tendrán que ganar a un Osasuna que también se jugará en el José Zorrilla el acceso al play-off.