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CURIOSIDADES

Unos leones “con mal fario”

leones
Actualizado 12/02/2018 07:01:32
Juan Giles

Los pilares situados en la Plaza de la Universidad esconden una “maldición” muy asentada entre los universitarios vallisoletanos

Son muchos los rincones de la capital vallisoletana que tienen su propia historia, un origen para muchos desconocidos o que encierran tras de sí un pasado con tintes mitológicos pero que se ha instalado en la sociedad como si fuera algo real. Este es el caso de los leones de la Plaza de la Universidad.

Durante el mes de diciembre estas construcciones emblemáticas de Valladolid han saltado a la palestra por culpa de unos vándalos que se han dedicado a hacer pintadas a estos pilares que custodian la entrada a la Facultad de Derecho, y que ya mucho antes hacían lo propio con la Universidad de Valladolid. Unas construcciones que se han ganado el derecho a ser mucho más que unos simples bloques de hormigón y que encierran dentro de sí una historia real, la de su creación, y otra simbólica, que es la que más ha calado entre los universitarios vallisoletanos, una leyenda en la que la superstición y el miedo a que haya algo de verdadero han hecho que se asiente la creencia de un posible mal fario.

En toda la familia universitaria, independientemente de si has nacido en Valladolid o no, está extendida la teoría de que todo aquel que cuenta los leones no acaba la carrera, una historia mitad cómica mitad mitológica, que hace que sean muchos los estudiantes que por si acaso se han ahorrado el recuento. Lo cierto es que ya sea por precaución o por superstición, la mayoría prefiere no hacer la prueba.

Al margen del misterio que rodea a los leones, son muy pocos los vallisoletanos que conocen la procedencia de los mismo. Una historia que puede que no tenga tanto misterio, pero que sirve para aportar un gran valor histórico a la ciudad. Hay que remontarse a la Edad Media para situar el origen de estos pilares, se considera que entre 1724 y 1726 fueron levantados por José de la Portilla y Santiago González. En aquella época tenían como misión principal servir de soporte a cadenas de grandes eslabones que servían para delimitar el perímetro y que eran las verdaderas protagonistas, ya que servían para proclamar que ese edificio gozaba de la exención de fuero, un privilegio del que gozaban únicamente la iglesia, la Universidad y el Rey.

En este caso concreto, las cadenas que sujetaban los leones servían para reconocer el que por entonces era el edificio de la Universidad de Valladolid, y según algunos historiadores también a su rector, que por aquel entonces estaba muy ligado a la iglesia y al que se le atribuía los privilegios de juzgar a los estudiantes. Una de las cosas sobre las que se ha especulado es el porqué de la elección de un león y no de otro animal.

Hay algunos que suponen que son un símbolo de realeza, al igual que hay otros pilares similares en otros puntos de la ciudad como es el caso de la fachada de San Pablo, dónde se pueden apreciar leones rampantes que sujetan el escudo nacional. Otros lo interpretan como un símbolo de vigilancia de valores e incluso como un signo de fortaleza relacionado con San Marcos, como una fiera poderosa que intimida al mal, debido a las vinculaciones eclesiásticas de las universidades y al uso por el rector de un fuero especial que le permitía juzgar a los estudiantes.

Pero lo cierto es que con el tiempo esta simbología que antaño era comprendida por todos no ha trascendido a nuestros días, aunque en época no muy lejana algunos profesores y estudiantes invocasen el amparo del fuero universitario para evitar la entrada de la policía en los movimientos antifranquistas.

Los leones de la Plaza de la Universidad alternan los escudos de la propia Universidad, un roble bien asentado sobre la tierra y con frutos entre sus ramas con otros emblemas de los reinos de Castilla y León, lo que sirve para demostrar la protección de la corona a la institución, que también gozaría del favor pontificio. Pero conviene recordar que la serie de leones no fue colocada en la plaza actual desde la fundación de la Universidad en el siglo XIII, sino que fueron trasladados desde la primitiva fachada de la calle Librería a su actual emplazamiento cuando se levantó la nueva fachada barroca a principios del XVIII.

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