Diego Villacorta

Son muchas las cifras: doce países, 170 representaciones, 62 compañías, 16 estrenos… Pero más allá del baile de números importa el resultado, la sinfonía final que sonará desde el 20 de mayo en las calles y salas de Valladolid. El Festival Internacional de Artes y Teatro de Calle cumple 18 años y lo hace con una sección oficial reforzada y con un compromiso que, tal y como recordaba la concejala de Cultura Ana Redondo “supone un compromiso público pero también político, no sólo es un evento de la ciudad sino cada vez más turístico”.

Y a las cifras se remiten, durante esos últimos días de mayo la presencia de turistas nacionales y extranjeros aumenta y el interés del Ayuntamiento para hacer del TAC un referente nacional también. En esta edición el presupuesto se ha incrementado en 90.000 euros y gran parte del montante ha ido dirigida a un trabajo conjunto con la Sociedad Mixta de Turismo para acciones promocionales del evento en Madrid.

El hilo argumental de esta décimo-octava edición busca unir, hilar espacios históricos del casco antiguo con el trasfondo de las historias que se cuentan. A ello se ha añadido el fuerte componente social y de denuncia social que acogerá el TAC con estrenos absolutos como “Repudiados” de Varuma Teatro que contará el drama de los refugiados y la actuación de Europa. Asuntos sociales que también tocará “La Mirada del Otro” de Proyecto 43-2 quien pondrá a través de la representación, cara a cara a víctimas de ETA y terroristas que formaron parte de la banda.

El Medio Ambiente, la conciencia ecológica y la naturaleza también coparán gran parte de los espectáculos a través de piezas como “Rice” de la taiwanesa compañía Cloud Gate Dance Theatre, quien hablará de la Tierra y de la acción que el humano está provocando sobre ella, “Ma Bête Noire” en la que se produce una simbiosis impagable entre caballo y bailarín o “Silencis” de Claire Ducreux en el que se habla de la magia de la vida –más en primavera- que supone el florecimiento de plantas y árboles.

EL DATO

· Todas las representaciones tendrán el mismo precio, 10 euros, que intentan dar un componente de igualdad para todas las compañías, independientemente del presupuesto de su espectáculo.

También las enfermedades coparán algunas de las representaciones del TAC como “Hullu” en la que se intenta hacer ver la vida de las personas que son diagnosticadas de autismo o dramas sociales que intentan ver el efecto de los jóvenes parados que aún viven con sus padres a través de obras como “A cal y canto” de Trapu Zaharra.

Las relaciones de pareja o amistad-“Todo lo que está a mi lado”, “Though the looking glass” “Topa”, “Aimless”, “Hasta dónde”- o sentimientos internos y personales -“Hugin/Munin”, “In Tarsi”, “Ye Orbayu” “Sol Bemol”, “Sinergia” u “All the fun”- se mezclarán con espectáculos de malabares o humorísticos temas que se han estado buscando durante todo un año tal y como matiza el director artístico del festival, Javier Fernández: “El TAC es una gran fiesta final de los actos que tiene el LAVA y el Calderón el resto del año”. Eventos que no sólo tendrán lugar en las distintas salas escénicas de la ciudad sino en lugares como el palacio Santa Cruz o el escenario principal de la Plaza Mayor.

Sección Off y Estación Norte

Ya en las calles, la Sección Off contará contará con una quincena de espectáculos que tendrán un fuerte toque de circo aunque también con la parte de denuncia social y otras artes como la danza el “Clown” musical o el humor. Por su parte, la Estación Norte será quien acoja mayor cantidad de estrenos absolutos, cuatro; y todos de aquí, de Valladolid.

Entre ellos destacan “La Vida es Sueño” en el que el clásico de Calderón de la Barca enfrentará al hombre con un nuevo mundo; “La inopia”, en el que se cuenta cómo los artistas viven el arte, a veces aislador; “Fuegos” con la temática de refugiados de fondo o “400.001 millones de Estrellas” en el que se trasladará al público a la guerra y a la soledad –y el paradójico silencio- de la trinchera.

Una pequeña reseña de las múltiples opciones que ofrecerá esa semana de calle la ciudad y que pretenderá llegar a lo más interno del ser humano a través de lo externo: Las palabras, la música, el cuerpo, la calle. Una oportunidad para reflexionar el valor –con valía y valentía- del arte.