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AL DETALLE

'Hay una asignatura pendiente hoy en día: crear hogar'

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Actualizado 09/05/2017 13:16:25
Redacción

  • La Pedagogía Waldorf está integrada en el marco de las “Escuelas Asociadas de la UNESCO”, siendo en número de estudiantes el movimiento educativo más importante del mundo. Hay escuelas de este tipo en países como Alemania, Suiza, Gran Bretaña, Holanda, Francia o Estados Unidos, entre otros.

Diego Villacorta

En 2019 cumplirá 100 años de vida un método educativo tan extendido como desconocido en Valladolid. Probablemente si a cualquiera de quienes lean estas páginas se les pregunta por el método Waldorf pocos sabrían responder qué o a quién va dirigido. En esa tarea divulgativa -a pequeños y mayores- trabaja desde hace ocho años la escuela El Puente Azul. Una tarea ardua, para explicar qué diferencia su método de los colegios públicos, privados o concertados que se pueden encontrar en el resto de la ciudad.

La pedagogía nació a principios del siglo XX en la fábrica de cigarrillos que da nombre a este método en Stuttgart (Alemania) donde se crea una escuela para la formación de los obreros que trabajaban en la propia industria. Por otro lado, se construyó en la misma fábrica una escuela para que los hijos de sus trabajadores aprendiesen lengua, matemáticas o ciencias pero con un enfoque mucho más personal, dando cancha a las habilidades personales.

“Los maestros debemos estar en constante autoeducación porque trabajamos con materia viva, cambiante”

Es ahí, en el desarrollo personal individual, donde radica el primer punto de diferencia entre las escuelas Waldorf y las tradicionales: “El maestro además de la formación habitual en magisterio tiene unos conocimientos extras y un compromiso constante de autoformación, los maestros también debemos “autoeducarnos” porque trabajamos con materia viva en constante cambio, los niños de hace seis años no son como los de ahora” explica Thurit Ambruster, fundadora en Valladolid de esta escuela ubicada ahora en el Camino Viejo de Simancas.

No son escuelas perfectas, ellos tampoco se sienten “ángeles”, pero tampoco intentan quedarse en lo estándar, en un programa educativo básico repetido cada año venga el alumno que venga. Su tarea es observadora y analítica, ver qué chaval despunta en ciencias, quién en artes o quien es mejor en letras. Y lo dan forma dejándoles expresarse a través de talleres, viajes y otras actividades que, en la escuela habitual se entenderían como extraescolares, pero que en la pedagogía Waldorf se incluye dentro del horario lectivo.

El viaje no ha sido fácil. Desde que se iniciase en 2008 la escuela a curso completo –tras 15 años de efectividad del modelo en escuelas de verano-, las clases no se llenaban, contaron con apenas dos o tres niños en el jardín de infancia hasta 2010: “La ciudad no es un lugar fácil quizá porque es algo más pequeña que Madrid o Barcelona donde lleva ya muchos años” añade. Pero la perseverancia sembró… y dio frutos. Hoy cuentan con 87 alumnos desde infantil hasta Cuarto de Primaria. El que viene ya tienen matriculas suficientes como para abrir una clase de Quinto

¿Y el salto a la Secundaria?

Thurit no desdeña la idea pero la toma con prudencia: “No estamos cerrado a ello, pero somos una escuela privada, no elitista y no tenemos la libertad de currículum que nos gustaría, estamos muy intervenidas por el estado y los requisitos que nos piden son tremendos” lamenta. En pocas palabras, que la escuela solo es llamada “privada” porque se paga por el servicio ofertado aunque, según desea Ambruster, desearía que este método fuese recogido dentro de la escuela pública y con apoyo institucional como sucede en Francia o Alemania.

Un cambio de mentalidad en el que el objetivo es claro: crear hogar. Una de las asignaturas pendientes a juicio de la maestra quien cree que es una reflexión que ha de hacerse hoy en día en las casas de todos, más en un modelo social que crea muchas actividades fuera de la escuela y apenas proporciona el contacto padres-hijos. Y aún peor, cuando esto se transforma en problemas de nuestros días como el acoso escolar: “En general los niños no tienen maldad pero con los casos de bullying es importante la implicación de las familias, pedimos coherencia casa-escuela. No sirve de nada que un niño venga aquí por las mañanas y se pase la tarde jugando a una máquina violenta o sin hablar con sus padres, no somos un sanatorio” explica.

Desde el método Waldorf apuestan por una educación integral, un currículum educativo oficial pero ampliado, con desarrollo de las habilidades de cada alumno, centrándose en lo que uno conoce y puede dar, sin generalizar, sin creer que todos deben saber mucho de todo. ¿El resultado? A tenor de las primeras escuelas que surgieron en España –hace décadas- Thurit lo tiene claro: “Son personas con inquietudes, espíritu crítico, se saben defender, viajan y son emprendedores. Y esos adultos sabrán crear un hogar diferente”. Y esa es la Educación –con mayúscula-. La que se adapta a los tiempos.

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