Las labores de exhumación en la cuarta y última fosa común del cementerio de El Carmen prosiguen, pese al robo de material que la pasada noche han sufrido en el campamento allí asentado de la Asociación de la Memoria Histórica de Valladolid.
Un total de 16 personas han sido ya descubiertas bajo este camino del camposanto, algunos cubiertos de cal mientras otros, con más posibilidades económicas en el 36, reposaban en humildes féretros.
El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ha visitado el cementerio para conocer de primera mano las labores de los miembros de la Asociación y “dar por fin un entierro digno” a todas aquellas personas que fueron enterradas de este modo hace más de ochenta años.
Entre estas personas encontramos un hombre con un tiro en la cabeza, u otro con dentadura de oro y chaqueta con botones de cobre, fusilado salvajemente y casi seccionado a la altura del esternón, que llevaba consigo un lapicero y un papel ahora ilegible, a los que el alcalde espera que se les pueda dar un final que el destino les arrebató en aquella “época negra de nuestra historia”.
Tras la aportación de 25.000 euros por parte del Consistorio en las labores que se llevaron a cabo el pasado verano y los 10.000 de este año, los miembros de la Asociación de Memoria Histórica consideran que, aunque es una gran ayuda para la exhumación, no es suficiente para la identificación de las víctimas.
En este sentido, el alcalde vallisoletano ha asegurado que desde el Ayuntamiento se valorará una nueva aportación, aunque considera que desde el Consistorio se está realizando una labor que muy pocos ayuntamientos de España están realizando. Además, Puente ha recalcado la necesidad de que otras administraciones “echen una mano”, porque “hay que dotar de recursos y fondos suficientes” a la Ley de la Memoria Histórica.
Como homenaje a todos estos represaliados de la Guerra Civil, el Ayuntamiento aprobará “probablemente” a principios de septiembre y con “cargo a las inversiones financieramente sostenibles”, según el edil vallisoletano, la construcción de un modesto memorial en el que dar un entierro “como dios manda”, a todos aquellos restos que no hayan podido ser identificados.
El alcalde de Valladolid también se ha referido a la eliminación de la Laureada del escudo de la ciudad como una decisión a madurar y que, tal vez, no corresponda solo a la corporación municipal, sino que puede que sea interesante “un proceso de carácter participativo”. Tras 80 años de vigencia, “el escudo nos representa a todos”, ha señalado.
Aunque “no hay que tener prisa ni precipitarse”, según Puente es un tema de interés general y, tras permanecer en los mismos años tanto en democracia como en dictadura, es un tema que “hay que estudiar”.